Por: Virginia Vilariño, Coordinadora del Área Clima y Energía Consejo Empresario Argentino para el Desarrollo Sostenible (CEADS)
Los impactos del cambio climático ya están afectando cada región del planeta y dominan el ranking de riesgos globales para el desarrollo a los que nos veremos expuestos la próxima década, de acuerdo al “World Risks Report 2024”del Foro Económico Mundial.
Conscientes de esta realidad, evidenciada por registros de eventos extremos cada vez más frecuentes e intensos, la agenda de acción climática a nivel internacional ha estado marcada por los objetivos globales del Acuerdo de París, que buscan limitar el calentamiento global a niveles que eviten los impactos más catastróficos e irreversibles en el sistema climático y por ende, nos permita adaptar nuestras sociedades y sistemas productivos para ser más resilientes.
En términos muy concretos, estos esfuerzos globales se traducen en objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a mediano y largo plazo:
- Las emisiones globales de CO2 deben disminuir en un 45% en 2030 (comparado con los niveles del 2010)
- Las emisiones globales de CO2 deben llegar a “neto cero” alrededor del 2050
- Adicionalmente, deben lograrse reducciones significativas en los demás GEI, especialmente metano (CH4) y óxido nitroso (N2O)
Cuanto antes se reduzcan las emisiones globales, mayor será la posibilidad de limitar el calentamiento a 1,5°C y menores serán los desafíos en la transición hacia una economía descarbonizada. Pero sin una transformación sistémica a nivel de toda la sociedad y una rápida implementación de ambiciosas metas, limitar el calentamiento a 1,5°C y al mismo tiempo lograr un desarrollo sostenible será extremadamente difícil. Por lo tanto, todos los países y todos los actores deberán fortalecer sus contribuciones de manera urgente.
Para el sector empresario, el objetivo de emisiones netas cero es la nueva norma para la acción climática empresaria. Más de 6.000 empresas en 70 países y 15 industrias diferentes, que representan más de un tercio de la capitalización del mercado global, ya cuentan con objetivos para reducir sus emisiones en un 50% para el 2030 y alcanzar emisiones netas cero al 2050, alineados con el nivel de ambición del Acuerdo de París. Estas empresas internacionales, a su vez, están traccionado la acción climática en unas 20.000 PyMEs de todo el mundo, que juntas representan el 60% de mercado global.
Al mismo tiempo que gestionan y reducen sus emisiones, las empresas reconocen que el cambio climático presenta riesgos financieros para sus negocios: el 83% de las empresas a nivel mundial reconoce que enfrenta riesgos físicos derivados del cambio climático y el 88% reconoce que los cambios en políticas y las nuevas regulaciones serán los principales riesgos a enfrentar en la transición hacia una economía baja en carbono.
Como nota final, quisiera resaltar que estos objetivos climáticos tan ambiciosos, no sólo son posibles, sino que, son oportunidad para el desarrollo y la innovación en cada sector económico, si se diseñan las políticas e incentivos adecuados. Y para ello, es indispensable que el sector privado se involucre y participe responsablemente en el diseño e implementación de las políticas climáticas del país, especialmente para su sector. El desafío que enfrentamos no es tecnológico: la mejor ciencia disponible nos dice que ya disponemos de las opciones para reducir un 50% las emisiones en cada sector productivo al 2030.
Conocé el plan de transición climática de Citrusvil aquí.